sábado, 19 de abril de 2014

Enojo



La gente está siempre tratando de encontrar chivos expiatorios. Como no pueden responder al fuerte, se vengan con el débil.

Hay una historia de Mulla Nasruddin. 

Mulla se encontraba en la corte de un gran rey. Era el bufón de la corte. Y dijo algo muy gracioso, pero el rey se sintió ofendido y le dio una bofetada. Ahora Mulla quería devolvérsela, pero hacerlo era arriesgado, hacerlo era peligroso, así que abofeteó al hombre que estaba de pie a su lado. El hombre se quedó sorprendido y dijo:
—¿Qué haces? Yo no te he hecho nada.
Y Mulla respondió:
—¿Por qué discutes conmigo? Puedes sacudir al que está a tu lado. El mundo es grande, cuando la bofetada venga de vuelta, ya veremos. Ahora déjala fluir: pásasela al siguiente.

Eso es en realidad lo que hace la gente. No es tan sólo una historia. El jefe humilla al marido y cuando éste llega a casa le lanza su ira a la mujer, sin razón ninguna. O quizá encuentre una razón; las verduras tienen demasiada sal o el chapatti está quemado, o cualquier otra cosa. El marido encontrará una razón y estará convencido de que su enojo se debe a esa razón.
La verdad es que está enojado con su jefe. Pero el jefe es un hombre poderoso. Si el empleado dice cualquier cosa, puede ser peligroso, puede costarle el puesto. Así que mientras el jefe le insultaba, él sonreía; se puso a menear el rabo. Ahora proyecta al jefe en su mujer.

No transfieras cosas; si lo haces, estarás toda la vida transfiriendo y transfiriendo. Responsabilízate, arriésgate. Responde a la situación, cueste lo que cueste. No traslades la carga de la vaca al toro.

Osho

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