lunes, 31 de mayo de 2010

ECO


Un relato:

Un hombre y u hijo caminaban por las montañas. El niño se resbala y cae lastimado.

“AaaaaHhh!, grita adolorido.

Un segundo después, se escucha:

“AaaaaHhh!, la voz proviene de la montaña de enfrente.

Con curiosidad el niño pregunta:

“¿Quién está ahí?” Recibe una respuesta:

“¿Quién está ahí?”

Molesto el niño grita “¡Cobarde!, se escucha:

“¡Cobarde!”

“¿Qué sucede?”, pregunta a su padre.

“Hijo mío, presta atención”, le responde su padre, al tiempo que grita ala montaña:

“¡Te admiro!” Del otro lado , la respuesta:

“¡Te admiro!”

Con más fuerza el hombre grita: “¡Eres un campeón!” y la voz repite:

“¡Eres un campeón!”

El niño miraba a su padre asombrado.

“Mira, hijo, la gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices y haces. Nuestra vida es el reflejo de nuestras acciones. Si deseas que haya más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a quienes te rodean. Si quieres una sonrisa para tu alma, ofrece una sonrisa a las almas de quienes están contigo. La vida te devolverá exactamente lo que tú le has dado. Tu vida es un reflejo de ti.”

“Entonces ¿la vida es un eco?”

“Exactamente, hijo. Y aprende bien esta lección: si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando”.